28/09/2023

¿Me han suspendido o he suspendido? La importancia del locus de control

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Expresiones tales como “me han suspendido” o “me ha clasificado”, por ejemplo, en contra de “he suspendido” o “me he clasificado”, no se diferencian únicamente en la sintaxis pasiva o activa del enunciado. Este tipo de locuciones reflejan el modo en el que las personas perciben las situaciones.

De este modo, una misma circunstancia puede ser percibida de muy distintas maneras por diferentes personas. Es algo similar a la expresión “ver el vaso medio lleno o medio vacío”, con la diferencia de que en este enunciado se hace referencia al optimismo-pesimismo y, los anteriores, a algo que se denomina locus de control.

Una misma circunstancia puede ser percibida de muy distintas maneras

¿Qué es el locus de control?

El locus de control (LC) es un concepto que se utiliza en psicología para denominar el tipo de percepción que tiene una persona de una circunstancia vivenciada.

En este sentido, pueden darse dos circunstancias:

1. Que la persona perciba que la circunstancia es externa a ella.

Por ejemplo: “Me han suspendido”. En esta expresión la persona percibe que no ha superado el examen por circunstancias externas, es decir, porque alguien (en este caso, profesores, examinadores, etc.) han sido los que han procedido a suspenderlo. La persona queda eximida de responsabilidad, la cual recae sobre otras figuras externas.

2. Que la persona perciba que la circunstancia es interna a ella.

Por ejemplo: “He suspendido”. En esta expresión la persona percibe que no ha superado el examen por circunstancias internas, es decir, porque no ha sido capaz. La persona no queda eximida de responsabilidad, la cual recae sobre sí misma.

La circunstancia 1 corresponde a un locus de control externo, y la circunstancia 2 al locus de control interno.

El locus de control se refiere al tipo de percepción que tiene una persona de una circunstancia

Tipos de locus de control

Existen dos tipos de locus de control: interno y externo.

Locus de control interno: Se trata de la percepción por la cual la persona considera que determinados acontecimientos ocurren por acciones propias.

Locus de control externo: Se trata de la percepción por la cual la persona considera que determinados acontecimientos ocurren por acciones ajenas a uno mismo, ya sea por la acción de otras personas o al azar.

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¿Se nace con un tipo de locus de control?

El locus de control de cada persona depende, evidentemente, de su personalidad, pero no se trata de algo con lo que se nazca. De hecho, la mayor parte de las personas suelen tener locus de control interno o externo en diferentes momentos de su vida o frente a diferentes situaciones. De este modo, no se trata de una característica inmutable y categórica, sino de un continuo que depende de múltiples variables.

No suele existir un locus de control único

¿Qué conlleva tener un tipo u otro de locus de control?

El locus de control se refleja en como las personas perciben determinadas situaciones y, por consiguiente, muestra el concepto que cada persona tiene de uno mismo.

En este sentido, expresar “he aprobado” denota que la persona achaca la circunstancia de aprobar el examen a sí misma, es decir, se hace responsable del hecho, manifestando su valía, sus propias habilidades y su competencia. En el caso de expresar “he suspendido”, se está asumiendo la responsabilidad de no haber aprobado. Estos dos ejemplos corresponden a un locus de control interno, en el que la persona percibe tener el control de la situación sea cual sea el resultado.

Ante esta misma situación, “me han aprobado” denota que la persona achaca la circunstancia de aprobar el examen a otros, ya sean los examinadores o la suerte, es decir, no se hace responsable del hecho y achaca los resultados a factores externos y no a su propia competencia. En el caso de expresar “me han suspendido” no se está asumiendo la responsabilidad de no haber aprobado, ya que han sido circunstancias externas las que han provocado el hecho. Estos dos ejemplos corresponden a un locus de control externo, en el que la persona no percibe tener el control de la situación sea cual sea el resultado.

Tener un locus de control interno supone:

– Asumir la responsabilidad, lo que capacita a las personas para enmendar los errores cometidos. Esto promueve que la persona desarrolle habilidades en la solución de problemas.

– Tener más control de las situaciones, por lo que se está predispuesto a luchar por lograr objetivos.

– Mejorar la autoestima y el sentimiento de autorrealización, puesto que aquello positivo que ocurre en la vida se percibe como logrado por uno mismo.

– Asumir los propios errores, lo que capacita a las personas para aprender de los mismos.

– Ser capaz de cambiar situaciones negativas hacia otras opciones mejores.

Tener un locus de control externo supone:

– No asumir responsabilidades, por lo que las personas con este locus tienen menos capacidad de solución de problemas.

– No controlar las situaciones, por lo que su afán de logro disminuye.

– Baja la autoestima, puesto que se perciben los eventos como incontrolables y existe una sensación de “estar a merced” de algo inevitable.

– No asumir errores y, por consiguiente, no aprender de los mismos.

– Pensar que se es esclavo del destino, sin que nada se pueda hacer, lo que, a largo plazo, provoca una sensación de desesperanza.

– No ser capaz de cambiar algo negativo, ya que se percibe como una causa externa.

¿Se puede cambiar el locus de control?

Por lo general, el locus de control no es categórico, es decir, las personas no tienen únicamente un locus de control, sino que, dependiendo de diferentes situaciones, adoptan uno u otro.

En este sentido, es posible, a través de la adquisición de habilidades de solución de problemas, ir aumentando el rango de locus de control interno.

No obstante, existen excepciones en cuanto a este respecto, puesto que algunos tipos de trastornos, como determinados tipos de trastornos de personalidad o la psicopatía, tienen, como rasgo característico, el locus de control externo. Este tipo de personas, debido a su condición, no son capaces (o les resultará muy difícil) cambiar su locus de control. Los psicópatas, por ejemplo, nunca asumirán responsabilidades, ya que la falta de empatía inherente a esta condición imposibilita a la persona a culpar o ver la causa en algo externo.

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