
Tras un tiempo en el paro y, sobre todo, tras la realización de numerosas entrevistas sin éxito alguno, no es extraño preguntarse el porqué no me seleccionan para ningún trabajo.
De este modo, la actual situación laboral hace que no sean pocas las veces en las que nos vemos obligados a enfrentarnos a entrevistas de trabajo y, en ocasiones, en sectores de diversa naturaleza profesional.
Asimismo, es frecuente que muchas personas vean malogrado su intento de consecución de un puesto laboral, ya que la empresa decide contratar a otro candidato y esa circunstancia, en ocasiones, es vivida como un fracaso personal. Enfrentarse a diversas entrevistas de trabajo sin ningún éxito laboral es un factor de provoca bastante frustración y sentimientos de baja autoestima, impotencia e, incluso, tristeza.
¿Es culpa mía?
El reiterativo fracaso en la búsqueda de empleo tras realizar la entrevista puede hacer surgir la siguiente pregunta: ¿es culpa mía? La respuesta a esta pregunta puede ser afirmativa si no se está orientando adecuadamente la entrevista de trabajo.
Es sabido que a un mismo puesto laboral se presentan perfiles muy similares entre los cuales hay que decidir. Además, en numerosas situaciones el candidato elegido no es el que presenta un mejor curriculum ni el que tiene más experiencia profesional ¿por qué? La respuesta es evidente: ese candidato afrontó la entrevista de trabajo mejor que los otros.
Pongamos la siguiente situación hipotética:
Antonio es un joven con muchas ganas de comenzar su vida laboral. Se graduó con excelentes calificaciones en Dirección y Administración de Empresas, posee un Máster en Marketing y Comunicación Empresarial y habla adecuadamente dos idiomas. Además, posee más de dos años de experiencia en el sector laboral ya que ha trabajado en varias empresas en prácticas. Antonio ha entregado su curriculum a multitud de empresas y ha sido convocado a muchas entrevistas de trabajo, pero ninguna empresa lo ha seleccionado. El joven acude a una conocida e importante organización de ámbito internacional a realizar una entrevista de trabajo y, para su sorpresa, se encuentra a Luisín, un compañero de colegio que nuca sacó buenas calificaciones y que nunca se graduó. Antonio piensa que Luisín estará trabajando en esta gran empresa como subordinado en una categoría laboral baja. Lusín, que es muy amable y amistoso, se acerca a saludar a Antonio y le cuenta que es el Comunity Manager de la empresa, un puesto superior al que se presenta Antonio. Luisín le cometa a su antiguo compañero que tras realizar un curso de Redes Sociales se presentó a una entrevista en esa empresa y lo seleccionaron. Antonio se alegra por su compañero, pero no entiende porqué a él no lo selecciona ninguna empresa teniendo un mejor curriculum y una mayor experiencia en el sector.
La respuesta a la duda de Antonio es que, obviamente, Luisín confrontó la entrevista de trabajo mejor el resto de los candidatos y, por supuesto, mejor que él. Pero Luisín no tenía experiencia en entrevistas laborales y Antonio sí, ¿a qué se debe el éxito de Luisín? La clave puede ser la inteligencia emocional. La diferencia entre Antonio y Luisín, salvando su experiencia laboral y sus expedientes, es que Luisín es emocionalmente más inteligente que Antonio.
¿Qué es la inteligencia emocional y cómo me puede ayudar en una entrevista de trabajo?
La inteligencia emocional se puede definir como “la capacidad para auto-observar emociones propias y las de los demás y regular y utilizar esta información para solucionar problemas” (Peter Salovey, 1997).
La inteligencia emocional implica que una persona sea capaz de (John Mayer, 2001):
-Percibir sus propias emociones y saber expresarlas.
-Comprender el origen de esas emociones.
-Regular esas emociones minimizando sus aspectos negativos y maximizando sus aspectos positivos.
-Poder realizar este mismo proceso con las emociones de los demás.
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Como se puede observar, es de suma importancia el autoconocimiento emocional, sin el cual sería difícil lograr ni siquiera identificar las emociones de los demás. Obviamente nadie es capaz de regular las emociones ajenas como si de un poder de superhéroe se tratase, pero si una persona identifica, comprende y sabe como intervenir en las emociones de los demás, tendrá inteligencia emocional.
La inteligencia emocional se puede entrenar y es sumamente útil en situaciones que implican comunicación y solución de problemas.
De este modo, en una entrevista laboral, si se identifican las emociones del entrevistador, es decir, si se percibe qué es lo que busca, si se comprende el porqué lo está buscando y se tiene la capacidad de adecuarse a ese parámetro, el porcentaje de éxito de la entrevista incrementa notablemente.
La inteligencia emocional es, por tanto, clave a la hora de afrontar una entrevista de trabajo. Evidentemente, este factor no excluye otros elementos como el curriculum, la experiencia laboral y las propias habilidades y competencias. Por mucha inteligencia emocional que despliegue una persona no podrá ejercer como médico si no sabe de medicina o no tiene la acreditación correspondiente. En cambio, situaciones en las que un candidato se ajusta al perfil pero nunca es seleccionado pueden invertirse con un adecuado entrenamiento en inteligencia emocional y de ahí su importancia. Por tanto, bajo igualdad de condiciones entre candidatos, el criterio de selección se inclinará hacia aquel que sabe lo que el entrevistador busca, es capaz de proporcionárselo e influir en su decisión. Es decir, aquel que tenga una mayor inteligencia emocional.
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