
La eyaculación precoz, como otras disfunciones sexuales, se rodea de mitos e ideas erróneas. En el presente artículo se tratarán las causas, consecuencias y la solución a esta disfunción.
Previamente se comentaba el concepto de eyaculación precoz y que éste no correspondía a ninguna patología, pero sí a una disfunción, dado el grado de malestar que puede llegar a provocar a la persona y/o a su pareja.
Muchas personas han podido manifestar episodios de eyaculación precoz o ser un problema habitual en sus relaciones coitales y, dado que no se trata de una enfermedad o un trastorno, puede surgir la pregunta “¿por qué ocurre?”.
A continuación se esclarecen las posibles causas de esta disfunción.
Causas de la eyaculación precoz
Como se ha comentado, la eyaculación precoz no es una patología, es decir, no es ninguna enfermedad y las personas que la padecen tienen su organismo perfectamente preparado para un coito satisfactorio. Entonces, ¿por qué se produce?
La eyaculación precoz no es una enfermedad
En la mayoría de los casos existe una coincidencia multifactorial, es decir, concurren diferentes problemas que dan lugar a la eyaculación precoz, sobre todo en episodios aislados.
Pero si tuviésemos que señalar a un culpable de estos nefastos incidentes, un villano, el mayor enemigo de la eyaculación que la tuerca precoz, éste es un antiguo conocido: la ansiedad.
La ansiedad es un factor clave para el desarrollo de la eyaculación precoz
En este sentido, la ansiedad no siempre viene vestida de preocupación, en multitud de ocasiones el nerviosismo consecuente de los primeros encuentros sexuales se traduce en ansiedad.
Esto es a lo que se debe, en principal medida, que la eyaculación precoz sea más frecuente en personas jóvenes o con una vida sexual corta. Obviamente, la ansiedad también es causada por asuntos cotidianos, laborales y de estrés.
En muchas ocasiones la ansiedad deriva de la falsa creencia de que el hombre es el que debe de satisfacer a la pareja, por lo que se le otorga la responsabilidad absoluta del éxito sexual. Esta carga implícita puede ser por sí misma un factor de ansiedad.
La represión sexual o determinadas creencias ideológicas, así como la falta de autoestima y/ o autoconfianza son generadores de ansiedad. Asimismo, los problemas de pareja, ya sea por falta de comunicación o de relación, favorecen la aparición de ansiedad, aunque no se identifique como tal.
La problemática de la ansiedad, en lo que a eyaculación precoz se refiere, no es pecata minuta, ya que es probable que la propia eyaculación precoz la refuerce.
Y esto ocurre por la siguiente razón: dado que un episodio aislado de eyaculación precoz puede desembocar en un gran malestar, este malestar pasado puede provocar ansiedad en relaciones futuras (“me puede volver a ocurrir”), por lo que el organismo reaccionará de nuevo eyaculando precozmente. Si este proceso se continúa en el tiempo puede ocasionar que la eyaculación precoz se vuelva crónica.
Es decir, el organismo se acostumbraría a reaccionar eyaculando precozmente ante la respuesta sexual por sistema. Se habría producido un condicionamiento, o dicho de un modo más simple y coloquial: es la pescadilla que se muerde la cola. En un gráfico esquema:
Consecuencias de la eyaculación precoz
La mayor y principal consecuencia de la eyaculación precoz es el malestar tanto para el afectado como para su pareja. Y es esta consecuencia, es decir, este malestar, lo que puede llegar a agravar el problema.
Dado que, como se ha visto, el proceso de la eyaculación precoz puede volverse un círculo vicioso, las consecuencias del mismo pueden convertirse en las causas y viceversa. Esto ocurre por lo siguiente:
– La ansiedad: Como se ha señalado, un episodio de eyaculación precoz puede ocurrir por ansiedad, pero su principal consecuencia es la ansiedad, por lo que ésta iría en aumento en lugar de en detrimento, continuando los episodios de eyaculación precoz.
– Soluciones varias al respecto: Lo más lógico cuando se presenta un problema es encontrar una solución para el mismo y la eyaculación precoz no es un problema chico.
Eso es perfectamente correcto. Lo que es menos perfectamente correcto es buscar soluciones varias derivadas de lo que se cuenta a pie de calle y la información oriunda de alguna que otra revista o medio de comunicación de fiabilidad dudosa.
Así que el alterado afectado intenta buscar soluciones varias por su propia cuenta y riesgo, soluciones que suelen ser bastante infortunadas y que empeoran el anterior proceso.
Nos referimos a consejos tales como: utilizar una distracción, contar del 100 al 0, mueve el dedo gordo del pie y así desvías la concentración, piensa en algo anti erótico y un largo etc. de pensamientos y actos absurdos que convierten la relación sexual en algo pseudo esperpéntico y surrealista. Ajustémonos a la lógica: si el problema real de la eyaculación precoz es que no se disfruta del acto sexual, ¿cómo se va a disfrutar desplegando mecanismos distractores incoherentes?
Este tipo de soluciones no lograran impedir el proceso de eyacular precozmente (y si lo hacen es por casualidad) y van a aumentar aún más la ansiedad de la persona que, preocupada por si ocurre otro episodio de eyaculación precoz, debe además atender a distractores. Todas estas soluciones son un despropósito.
La única solución efectiva es consultar a un profesional competente que dé las pautas a seguir para la solución del problema.
– Mitos y leyendas de ayer y hoy: La mayor parte de las disciplinas relacionadas con la salud están rodeadas de mitos y leyendas, poco fundadas y poco serias, que pasan de boca en boca sin que nadie se haya molestado en comprobar su credibilidad.
El ámbito de la sexualidad no solo no queda exento de este fenómeno, sino que además es altamente susceptible al mismo. De este modo, la eyaculación precoz se rodea de legendarias historias que no solo no solucionan el problema, sino que lo agravan: la persona se encuentra con su problema de eyaculación al que se suman el resto de mitos que resultan ser otros problemas añadidos.
Todo esto provoca que la ansiedad vaya en aumento. Algunas de las leyendas más frecuentemente recitadas sobre la eyaculación precoz y que resultan ser totalmente falsas son:
- “Los hombre que eyaculan precozmente no son hombres”. Falso. La virilidad de una persona no tiene que ver con el tiempo en el que eyacula. Esta idea errónea hace que la persona, al ver en juego su hombría, tenga un mayor nivel de ansiedad, además de que su autopercepción y autoestima se pueden ver altamente dañadas.
- “Los hombres que eyaculan precozmente no son sexualmente capaces”. Falso. La influencia de la cultura occidental hace que muchas personas interpreten la sexualidad como algo que se limita a lo coital, y nada más lejos de la realidad. El coito y la penetración son una parte muy pequeña de la sexualidad. Limitar la capacidad de la persona por el tiempo que tarda en eyacular es como comparar la calidad de un alimento por el tiempo que se tarda en cocinarlo. Las personas pueden ser sexualmente muy capaces sin la necesidad de penetración ni coito.
- “La eyaculación precoz la padecen los hombres que se han masturbado o se masturban en exceso”. Muy falso. De hecho, la eyaculación precoz consiste en la incapacidad de anticipar el estímulo orgásmico, es decir, la persona puede estar poco entrenada en este sentido.
- “Los hombres que eyaculan precozmente son menos fértiles”. Falso. Nada tiene que ver la fertilidad con el tiempo de eyacular. De hecho, la eyaculación precoz no es una patología y las personas que la padecen tienen un organismo sexualmente sano.
- “La eyaculación no se puede controlar, así que la eyaculación precoz es un problema del cuerpo”. Falso. El estímulo orgásmico puede predecirse y controlar el tiempo de eyaculación. Asimismo, como se ha comentado, la eyaculación precoz no es un “problema del cuerpo” porque no se trata de una patología.
- “La eyaculación precoz está en la cabeza”. Falso. Muchas personas piensan que la eyaculación precoz es un problema psicológico, y esto no es del todo exacto.
Cierto es que la eyaculación precoz se vincula inexorablemente con la ansiedad, pero esto no significa que la persona padezca ningún tipo de trastorno mental y ni siquiera un trastorno de ansiedad. La ansiedad puede derivarse de numerosas situaciones diarias y cotidianas y repercutir en diferentes áreas de la vida como, por ejemplo, las relaciones sexuales.
Es habitual que se utilice el término “psicosomático” para referirnos a determinadas manifestaciones físicas que no tienen un origen orgánico, es decir, que no son una enfermedad.
El concepto de lo psicosomático se utiliza con bastante ligereza y suele orientarse hacia situaciones que no parecen tener importancia, ya que no son una enfermedad causada por un determinado agente (aunque sí que pueden desembocar en patologías lesivas).
Casi se enjuicia a lo psicosomático, otorgando a este concepto un peso de responsabilidad en el que lo padece, como si lo provocase o se lo imaginase él mismo.
Este modo de pensar es totalmente erróneo. Nadie provoca ni se imagina una eyaculación precoz. Ni se atreve (si se pudiese) a simularla.
Nadie provoca ni se imagina una eyaculación precoz
Que no sea patológico y que esté provocado por la ansiedad no significa que sea responsabilidad de la persona o que “esté en su cabeza”, ni siquiera que sea psicosomático. La ansiedad, como otras muchas emociones y/o trastornos psicológicos, pueden afectar a nivel orgánico y fisiológico, sin que la persona sea la culpable ni la simuladora de la dolencia.
- “La eyaculación precoz se cura con medicamentos, como los antidepresivos, o con cremas anestésicas”. Falso. En primer lugar, auto medicarse no es solo una conducta de riesgo, sino que, en la mayor parte de los casos, aboca al fracaso. Las cremas anestésicas no afectan en absoluto al proceso de eyaculación, únicamente alteran parte de la sensibilidad.
Si las cremas resultan en algún caso eficaces en la eyaculación precoz es por efecto placebo, es decir, actúan como la “Pluma de Dumbo”, de modo que confieren a la persona una mayor seguridad (“llevo la crema y estoy seguro y relajado”) y, por consiguiente, se produce una disminución de la ansiedad.
Por otro lado, algunos antidepresivos, como son los inhibidores selectivos de la serotonina (ISRS), sí se relacionan con la modulación de la eyaculación ya que la serotonina es un neurotransmisor que actúa en determinadas áreas del cerebro relacionadas con el proceso de eyaculatorio.
No obstante, nunca es aconsejable utilizar este tipo de sustancias sin la supervisión de un profesional. Asimismo, el efecto de este tipo de medicamentos sería provisional y nunca definitivo, ya que en el momento en el que se dejan de administrar puede volver el problema.
Los ISRS se utilizan para el tratamiento de la eyaculación precoz en algunos casos muy concretos, como apoyo en la terapia y nunca aisladamente, ya que su acción separada sería infructuosa. Utilizar medicamentos sin supervisión médica puede agravar más el problema que solucionarlo.
Y si no es la ansiedad, ¿hay otras posibles causas?
Las causas orgánicas de la eyaculación precoz son muy infrecuentes, pero no descartables.
En ocasiones, infecciones urogenitales de la uretra posterior y la próstata pueden ocasionar eyaculación precoz. Si bien este tipo de problema está controlado y solucionado, puede que la eyaculación precoz prevalezca por un fenómeno de condicionamiento, similar al que ocurre con la ansiedad.
Asimismo, algunos trastornos neurológicos degenerativos pueden ocasionar eyaculación precoz, así como la ingesta de drogas o medicamentos.
El profesional competente en el tratamiento de la eyaculación precoz descarta estas opciones previamente al tratamiento.
¿Tiene solución?
La eyaculación precoz llega a tener la tasa de resolución favorable más elevada de todas las disfunciones sexuales masculinas, con un pronóstico de éxito terapéutico superior al 90% (Kaplan, 1990) de los casos que se tratan.
Si la eyaculación precoz resulta ser un problema que interfiere en la vida sexual y, consecuentemente, personal, se debe consultar con el correspondiente profesional, que dará las pautas para que el problema se solvente de modo eficaz.
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