
La ruptura es de parejas, por lo que el único modo de no estar expuesto a la dolorosa experiencia que supone una ruptura sentimental es no tener pareja.
Pero esta situación sería propia del estoicismo y condenatoria al no amar. No parece una alternativa muy atractiva.
La mayor parte de las personas han sufrido una o varias rupturas con sus parejas, algunas más o menos dolorosas, pero todas superables.
Si le interesa conocer pautas para una mejor superación de las rupturas sentimentales continúe leyendo el artículo.
¿Por qué nos sentimos tan mal ante las rupturas?
Ya se puede experimentar una ruptura sentimental en la vida o cien, el resultado siempre es el mismo y no resulta agradable. El dolor, la soledad y la angustia son emociones frecuentes. Nos sentimos desgraciados, miserables y, en definitiva, rotos. Nuestra autoestima baja a niveles inimaginables hasta el momento y por la cabeza pasan pensamientos relacionados con el fracaso y la propia incapacidad de superarlo. ¿Por qué nos sentimos así ante cada ruptura, ya sea la primera como la número 100?
Una ruptura es una perdida y, consecuentemente, se vivencia igual que un duelo. Nunca se aprende a perder a un ser querido y nunca duele menos por mucho que se haya experimentado. El duelo es una vivencia en extremo dolorosa y es diferente en cada persona y en cada ocasión. La superación de una pérdida va a depender en mucho de la persona y del momento, así como de otros factores, pero es posible.
Un ruptura es una pérdida
Fases de la ruptura sentimental
La ruptura sentimental, como pérdida que es, tiene las mismas fases que un duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.
La ruptura sentimental tiene las mismas fases que un duelo
Estas fases fueron propuestas por Elisabeth Kübler-Ross, una psiquiatra estadounidense, y, aplicadas a la ruptura, ocurrirían del siguiente modo:
Fase 1: Negación. Se trata de negar que la ruptura se haya producido. Esta reacción es biológicamente beneficiosa, ya que es un mecanismo de defensa que nos ayuda a que no experimentemos un cambio brusco, sino paulatino, ante el dolor.
En ocasiones la negación llega hasta el punto de no aceptar en absoluto la realidad, lo que pude resultar muy perjudicial ya que provoca un gran sufrimiento a uno mismo e incluso a la otra parte a través de situaciones que pueden ser cercanas al acoso.
Por ello, es importante ser consciente de la situación e identificar este tipo de pensamientos para no provocarnos más dolor a nosotros mismo ni al otro.
En otras ocasiones la negación se experimenta como si lo que ha ocurrido no fuese posible, como si toda la realidad fuese un mal sueño. Cada persona experimenta esta fase de diferente modo y su duración es limitada. Una vez que finaliza, se produce la fase 2.
Fase 2: Ira. Se trata de la etapa en la que la rabia y el rencor hacen acto de presencia. Se produce debido a la frustración producto de que se haya producido la separación y que no se puede hacer nada para revertir la situación.
Es la etapa en que se busca al culpable, por lo que es frecuente que la ex pareja resulte ser la misma encarnación del mal. En esta fase la carga emocional se manifiesta a través de la rabia, producto de la incapacidad de hacer que la situación se revierta.
El enfado no siempre se proyecta hacia el otro, sino que muchas veces es enfado hacia uno mismo, por la idea errónea de que no se ha hecho nada para evitar esta trágica situación. En estos casos, también se tienen sentimientos de culpabilidad y baja autoestima.
Fase 3. Negociación. Se trata de una etapa en la que predominan pensamientos ficticios que intentan compensar el hecho de la ruptura. Con ello se crea la sensación de controlar la situación. La negociación puede manifestarse en conductas tales como encomendarse a entidades divinas o sobrenaturales (amuletos, hechizos de amor, etc.).
Fase 4. Depresión. Aunque esta etapa se denomine “fase de depresión”, no alude al trastorno depresivo propiamente dicho, ni lo pretende.
Se denomina de este modo porque predominan estados de tristeza y de desolación. No obstante, sentir tristeza es un hecho natural y no tiene ningún tipo de carácter patológico.
De hecho, sentir tristeza y manifestarla libremente es algo mucho más saludable a nivel mental que reprimir la misma. Esta etapa es la previa a la aceptación del hecho de la ruptura, y se produce porque la persona comienza a tomar conciencia de lo que ha ocurrido y, por ello y consecuentemente, siente pena.
Es posible que en esta etapa la persona se aísle y que tenga la sensación de que no va a ser capaz de superarlo. El aislamiento debe ser respetado dentro de una normalidad, ya que es posible que la persona necesite un espacio y un tiempo de desahogo y de lidiar con el duelo.
Este tipo de emociones y de pensamientos negativos irán desapareciendo con el tiempo y la persona pasará a la siguiente fase.
Fase 5. Aceptación. Se trata de la etapa en la que la persona se hace a la idea de que la ruptura se he producido y que hay que continuar con la vida normalmente.
Durante esta etapa los sentimientos de tristeza asociados a la ruptura irán desapareciendo poco a poco. No se trata de una etapa en la que la persona se sienta completamente feliz, es posible que el recuerdo de su ex pareja o de la ruptura provoquen tristeza, pero suelen ser episodios de corta duración y, contrariamente a la etapa de depresión, la persona es capaz de experimentar alegría y retomar su vida diaria con normalidad.
¿Son iguales estas etapas en todas las personas?
Las etapas descritas que acontecen tras la ruptura no son iguales para todas las personas. Hay personas que no experimentan todas estas fases o no presenta las fases en el mismo orden. Asimismo, la duración de cada fase es diferente en cada persona.
Las etapas tras la ruptura no son iguales para todas las personas
Por lo general, la ruptura de pareja, aunque resulta especialmente dolorosa, se supera sin ningún tipo de asistencia, aunque hay ocasiones que la persona se estanca en una fase en la que es incapaz de salir. En estas situaciones que superan las propias capacidades de la persona, la terapia es fundamental y acudir a un profesional puede resultar fundamental para la superación de la ruptura.
¿De qué depende el éxito de superar una ruptura?
La superación de una ruptura depende de múltiples factores, tales como la personalidad propia, el momento de la vida en el que se produce y las características inherentes a la relación con la ex pareja.
Lo más común es que el proceso, independientemente de si cumple o no todas las fases, comience con una sensación de tristeza y desasosiego, que son emociones totalmente normales que aparecen ante cualquier clase de pérdida. Es importante aceptar la normalidad de este tipo de sensaciones y de vivirlas como una experiencia vital más.
Recurrir a un profesional puede ser una opción, pero no tiene que ser necesario. Asimismo, recurrir a los fármacos no es recomendable si la situación no excede de estos sentimientos normales, ya que lo más saludable a nivel mental es sentirlos y vivenciarlos y asumirlos como experiencias vitales, aunque provoquen sufrimiento.
Una de las claves para una superación exitosa de la ruptura de parejas es la capacidad que tenga la persona en solución de problemas.
De este modo, una persona resolutiva tendrá más éxito superando la ruptura que otra persona que no tenga este tipo de habilidades desarrolladas.
Asimismo, la autoestima juega un papel fundamental. Las personas con una mayor autoestima afrontarán mejor la ruptura que las personas con una baja autoestima.
Otro factor clave para afrontar la ruptura de pareja es la tolerancia a la frustración. Así, una persona con una baja tolerancia a la frustración será mucho más vulnerable a los sentimientos negativos y, ante la incapacidad de afrontarlos, es posible que recurra a la autoagresión (castigarse a uno mismo), heteroagresión (castigar o agredir a otros) o evasión (a través de la bebida, el juego o los fármacos).
En cualquiera de estas situaciones es recomendable acudir a un profesional que proporcione estrategias de solución de problemas, para potenciar la autoestima y para tolerar la frustración.
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