BDSM: Un poco de historia

Las siglas BDSM corresponden a las palabras Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo

BDSM UN POCO DE HISOTRIA
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Hoy, día 24 de julio, se celebra el Día Internacional del BDSM, y esto no es casualidad. Para conmemorar este día, dedicamos el presente artículo a todos los practicantes, los interesados, los curiosos y/o a todos aquellos que quieran saber más sobre este tipo de sexualidad alternativa.

Un año más: ¡Feliz día del BSDM!

Ya es 24 de julio

El 24 de julio es una fecha simbólica para el BDSM, ya que hace alusión al 24/7, práctica habitual en el contexto que nos ocupa.

Si quieres conocer más sobre el 24/7, visita el siguiente enlace:

Son muchas las personas que practican el BDSM e incluso que lo hacen un modo de vida. En este sentido, se nos puede plantear el origen del término, movimiento o práctica (como se quiera considerar), y que mejor momento de acercarnos a ello que en su día internacional.

¿Cuándo surge el BDSM?

Las siglas BDSM (que corresponden a las palabras Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo) se acuñó por primera vez en 1991. Apareció en un foro de noticias de Internet denominado alt.sex. Esta nomenclatura surgió de la fusión de los términos BD (bondage y dominación) con SM (sadomasoquismo), que ya se utilizaban previamente para denominar estas prácticas.

Curiosamente, a raíz de la creación del término BDSM, la extensión, difusión y práctica del mismo sufre un súbito ascenso significativamente notable. Y es así como nace esta subcultura sexual, filosófica y, en definitiva, y en muchos casos, de forma de vida. 

No obstante, a pesar de que el hecho de bautizar, con una denominación concreta, a este tipo de sexualidad la dotase de un comienzo, no significa que las prácticas que abarcan la misma no se realizasen con anterioridad.

Asimismo, dotar a este tipo de prácticas de un nombre no fue cosa sencilla. Social e históricamente tuvieron que suceder eventos significativos que dieron como resultado el BDSM que hoy conocemos.

Veamos un poco de historia previa a esta fecha.

Antes de Sade

La dominación y sumisión sexual comienzan desde las primeras prácticas sexuales (aquí pude leer más sobre Cultura y Sexualidad) , es decir, desde que el ser humano es tal. No obstante, históricamente se pueden señalar varios acontecimientos que son significativamente importantes en la formación del concepto BDSM.

Previamente al siglo XVIII nos encontramos con referencias de prácticas sexuales cercanas a lo que hoy conocemos como BDSM. Algunas de ellas son frescos o pinturas de origen etrusco (siglo V a.C.), en los que se aprecian hombres azotando a una mujer en una situación erótica

Asimismo, existen textos como el Kama Sutra indio (año 400 a.C.), el Ratirahasya o Koka Shastra indio (año 1150 d.C.) o El jardín perfumado árabe (año 1400 d.C.), que alientan al lector a utilizar azotes como medio para aumentar la excitación sexual.

Posteriormente, han sido varios los autores que han relacionado la dominación con el placer sexual, como es el caso del Arte de amar de Ovidio o de Jean-Jacques Rousseau.

Jean Feixas describe la generalización del uso erótico de los azotes en el siglo XVIII, los cuales eran comúnmente solicitados en los burdeles de la época.

La aparición de Sade, el gran maestro

Si bien las siglas BDSM constituyen un hito en la formación de esta cultura, el nacimiento de sus procedimientos viene de la mano del Marqués de Sade, filósofo, escritor y ensayista, gran maestro, preceptor, compositor, ejecutante e intérprete de las practicas sadomasoquistas. Y no en vano es recordado en las siglas del BDSM, ya que el término sadismo se deriva del citado marqués.

El principal mérito del Marqués de Sade no radica únicamente en su obra erótica de ficción, la cual pasa desapercibida, como lectura de segunda clase, hasta que el movimiento surrealista la rescata dotándola del verdadero valor que ostenta. El verdadero mérito consiste en la divulgación de todo un razonamiento filosófico a través de relatos ficticios, en los que se ponía en práctica un tipo de sexualidad alternativa poco aceptada hasta entonces. Esta hazaña, en pro al librepensamiento, la experimentación y el inconformismo social, a la que consagró toda una vida, le costó al noble su libertad y, obviamente, los privilegios otorgados por su condición (pero esto es otra historia).

Con Sade comienzan a emerger las primeras formas del BDSM que se popularizaron hasta tal punto de ser prácticas habituales en los burdeles del siglo XIX.

Siglo XIX y la disciplina inglesa

Como no podía ser de otra forma, no hace falta más que una sociedad sexualmente represora para que surjan movimientos sexuales alternativos, como si la presión sexual rompiese el tejido social y reventase, esparciendo esta sustancia retenida, acumulada y comprimida por lugares improcedentes. Y esto fue lo que precisamente ocurrió durante la época victoriana en Inglaterra.

La representación de spanking (azotes eróticos) y la flagelación empezaron a formar parte de la lectura erótica del momento. Durante la época victoriana circularon cientos de miles de grabados, fotografías y literatura sobre las diversas fantasías de spanking. Y es de esta manera como se acuña el término “disciplina inglesa” para referirse al uso de los azotes dentro de la práctica sexual.

Los clubs de caballeros no permanecieron indiferentes ante este hecho, y fueron numerosos los burdeles especializados en flagelación y sadomasoquismo. Uno de los negocios más famosos fue el regentado por Teresa Berkley, situado en 28 Charlotte Street de Londres (no confundir con Charlotte de 22 Acacia Avenue), que dirigía un local especializado en este tipo de procedimientos y que alcanzó gran popularidad y fama entre las clases sociales más altas del país. La señora Berkley, además, creó un instrumento que lleva su nombre, el Berkley Horse o potro de Berkley, que se utiliza para facilitar las sesiones de azotes. Se trata de un caballete ligeramente inclinado donde se ata al sumiso y que cuenta con varias aberturas para las zonas genitales.

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Berkley Horse

Siglo XX

Uno de los grandes cambios en el siglo XX fue la aparición de lo que se denominó “La vieja Guardia”, a mediados de la década de los 70, aunque este tipo de prácticas y grupos surgieron tras la Segunda Guerra Mundial por parte de soldados. Se trata de un movimiento homosexual masculino al que le debemos la vigente estética fetichista vinculada al actual BDSM. En estos grupos, las relaciones se estructuraban jerárquicamente, como en el ejército, de modo que determinados accesorios de vestuario (uniforme) eran símbolos de los gustos o preferencias de cada cual. Asimismo, la veteranía de un dominante quedaba expuesta por la estética del mismo.

A este movimiento también se le denominó Leather, aludiendo al cuero que solía ocupar gran parte de la estética. Un ejemplo de La Vieja Guardia lo tenemos en la película A La Caza (1980) de William Friedkin. El movimiento Leather no admitía a mujeres ni a hombres heterosexuales o bisexuales, así como tampoco el rol switch (es decir, la persona que adopta rol de sumiso o dominante alternativamente). Este tipo de estructura no era caprichosa ni tenía ambiciones de discriminación. Hay que tener en cuenta que, si ya la homosexualidad en esa época era no solo tabú, sino un crimen en muchos países, la práctica de sexualidades alternativas era mucho más peligrosa, incluso hasta el punto de que los practicantes podían ser considerados enfermos mentales (señalemos que hasta 1973 la homosexualidad se consideraba una desviación sexual en el DSM-II, es decir, una enfermedad, y que la OMS dejó de considerarla enfermedad mental en 1990). De este modo, La Vieja Guardia consideraba su movimiento como un estilo de vida y no concebía que el intercambio de poder se percibiese como un juego o como un recurso para curiosos o para experimentar sexualmente.

La Vieja Guardia tiene una gran importancia para el nacimiento del BDSM tal y como lo conocemos en la actualidad, ya que comenzaron a visibilizarse a finales de la década del los 70 y divulgar una sexualidad alternativa libre de patologización ni estigmatización (aunque aún no se haya logrado).

Ya fue en la década de los 80 cuando las prácticas sexuales de intercambio de poder comenzaron a englobar a heterosexuales y lesbianas (lo cual no significa que no lo practicasen previamente, pero siempre como si de una parafilia o desviación sexual se tratase).

En la década de los 90 comienza lo que se denomina “La Nueva Guardia”, cuya principal característica es la apertura total a los heterosexuales, bisexuales y switch. Asimismo, se acepta que participen aquellos que quieren experimentar o que perciben estas prácticas como un juego. Se trata de la antesala del BDSM con esta denominación.

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