
Durante el verano aumentan los conflictos entre familiares, amigos y pareja. Y no es extraño, ya que el calor aumenta la irascibilidad e irritabilidad.
Pero no todo es culpa del verano, echarle la culpa al calor no es solo una escusa, sino que supone el camino más fácil para, en definitiva, no solucionar nada. Nosotros, a fin de cuentas, somos los causantes de provocar o mantener los conflictos independientemente de la estación del año o de las condiciones climatológicas.
En el presente artículo se facilitarán algunas claves para evitar y combatir los conflictos veraniegos.
Verano, cuidado: ¡Peligro de pelea!
El clima afecta al estado de ánimo, al igual que lo hacen las temperaturas extremas.
Si quiere ver cómo afecta el clima al estado de ánimo, pinche aquí
El calor hace que se duerma mal, se coma inadecuadamente y aumente el cansancio. Esto hace que seamos más susceptibles al enfado, seamos más irritables y hostiles.
Si quiere conocer los motivos de por qué el calor causa irritabilidad, pinche aquí
La hostilidad provocada por el calor se suma a las horas que se pasan con la familia y amigos, que suelen ser más en verano, lo cual es un factor de riesgo para la creación de conflictos.
¿Qué hacer ante esta perspectiva tan desoladora? A continuación, las claves.
Clave 1: Toma conciencia
La primera medida contra los conflictos veraniegos es tomar conciencia de que el calor nos vuelve susceptibles a los mismos.
De este modo, hay que tener presente que es posible que nos irritemos con más facilidad que en otras épocas del año.
Los comentarios, conductas o acciones ajenas nos van a resultar especialmente molestas en este período, y conocer este dato evidente supone una ventaja.
De este modo, antes de reaccionar impulsivamente ante el comportamiento ajeno, es adecuado que se tenga un poquito de autocontrol y se piense que puede ser que no sea para tanto.
Esto nos ayudará a responder de modo más asertivo en lugar de agresivamente.
Clave 2: Identifica
La segunda clave consiste en identificar qué ocurre. Puede que ese comportamiento ajeno no sea para tanto y que seamos nosotros los que estemos particularmente irascibles.
Si es este el caso, lo más adecuado es pensar objetivamente con el fin de gestionar esa emoción, y razonar que comenzar un conflicto solo hará que nos sintamos peor aún que antes.
Por el contrario, puede ser que nuestro enfado sea perfectamente justificable debido a una conducta ajena especialmente molesta. En estos casos, hay que utilizar de nuevo el autocontrol para evitar responder de modo agresivo e iniciar así un conflicto.
Lo más adecuado en estos casos es actuar asertivamente e intentar resolver la situación llegando a un acuerdo o hablando con la otra persona de modo asertivo.
Si quiere conocer más sobre la asertividad, piche aquí
Calve 3: Comprende
Esta clave hay que ponerla en práctica casi al mismo tiempo que se identifica.
Consiste en comprender que la otra persona está como nosotros (o puede que peor), es decir, especialmente alterada por el molesto calor.
Es necesario comprender que el calor afecta de modo diferente a cada persona y que la reacción de alguien sea en mucho desproporcionada a la situación.
Esta circunstancia no es una justificación del comportamiento ajeno que puede que sea perfectamente ilícita, pero un buen modo de evitar el conflicto es mediar con el mismo.
Aunque seamos nosotros los afectados, también somos en parte los responsables de que una pelea se desencadene, independientemente de si el otro ha actuado mal.
Es preciso recordar que la asertividad no es ni sumisión, ni ceder, ni aguantarse ni darle la razón al otro, sino resolver el problema sin agresividad ni malestar, de modo que ambas partes salgan satisfechas con el resultado.
Calve 4: Comunica bien
Ante la visión de un conflicto, habla con el otro. Es importante intentar comunicar que algo está resultando molesto o desagradable.
La comunicación debe ser asertiva, es decir, sin reproches, sin acusaciones y, por supuesto, sin malos modos.
Únicamente se trata de informar al otro de algo que nos disgusta y que el otro comprenda el malestar que eso nos supone.
Clave 5: Negocia
Una vez que el otro comprenda que su conducta puede resultarnos molesta, se deben proponer alternativas y animarlo a que esta persona también las proponga.
Una vez que estén todas las alternativas dichas, se debe elegir la solución más beneficiosa para todos los implicados en el conflicto.
Clave 6: Previene
Esta última clave debe realizarse antes, durante y tras todo el proceso de evitación de conflictos. Se trata de evitar situaciones que puedan conducir a la creación de una pelea.
Como se ha comentado, las vacaciones y el calor son el perfecto caldo de cultivo para los malos entendidos y las discusiones, así que, cuanto más se eviten, menos problemas surgirán.
Algunos consejos para ello son:
-Planificar las cosas pero siempre con flexibilidad, por si el plan no transcurre como habíamos pensado.
-Reservar tiempo para uno mismo, ya sea para estar en soledad como para realizar las actividades que nos gustan y con las que disfrutamos.
-Tratar de ser más comprensivo con las personas que nos rodean.
En definitiva, las vacaciones están para descansar, desconectar del trabajo y tener tiempo de realizar todas aquellas actividades que no pueden hacerse durante el resto del año. La aparición de conflictos es más probable en estas fechas, pero evitarlos es un modo de poder disfrutar plenamente de la tregua laboral.
Leave a Reply