Dificultades para tener un orgasmo en la mujer. Parte 4: La solución

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La anorgasmia es la incapacidad o la dificultad para orgasmar. Se trata de una disfunción sexual y, como tal, tiene un tratamiento y, consecuentemente, solución.

¿Cómo se soluciona la anorgasmia?

El primer paso para solucionar la anorgasmia es conocer su causa.

La disfunción del orgasmo en la mujer puede tener una causa fisiológica o psicológica

En el caso de que la anorgasmia sea secundaria a una patología, es decir, tenga origen fisiológico, es necesario acudir al profesional especialista correspondiente para que pueda intervenir en este aspecto relacionado con la patología. De este modo, si por ejemplo, la disfunción se deriva de la ingesta de un medicamento, éste se puede cambiar por otro que no tenga este efecto indeseable.

No obstante, las causas fisiológicas de la anorgasmia suponen un pequeño porcentaje de los casos, ya que la mayor parte de la aparición de esta disfunción se debe a factores psicológicos.

Para solucionar la anorgasmia psicológica hay que descubrir que factor está interviniendo en la aparición de la misma. En numerosas ocasiones no se trata de un único elemento, sino que hay varios motivos que desencadenan el problema. Así pues, la identificación del o de los enemigos es el primer paso.

Una vez identificado el enemigo, se procede a la eliminación del mismo, de modo que, dependiendo del desencadenante, la intervención se realizará de un modo u otro:

Enemigo 1: La cultura. Es importante que se eliminen los mitos y las falsas creencias sobre la sexualidad y los roles de género que pueden generar percepciones negativas hacia la sexualidad femenina. Un criterio positivo hacia la propia sexualidad es un aliado contra la anorgasmia.

Enemigo 2: Problemas diarios. Las preocupaciones diarias, el estrés y el cansancio, desplazan las relaciones sexuales a un segundo plano y, cuando estas se llevan a cabo, la distracción toma la ventaja, ya que puede resultar difícil centrarse en disfrutar cuando hay preocupaciones que se consideran cardinales en la cabeza. Es importante, pues, aprender a relajarse y no invitar a la cama todo aquello que pueda interferir en el buen trascurso de la relación sexual. Esto consta de todo un aprendizaje y no es algo sencillo. Por lo general, muchas personas aprenden a desconectar de sus problemas leyendo, viendo una película o realizando alguna actividad que les resulta gratificante, pero no a través de las relaciones sexuales.

Las técnicas de relajación o liberarse del estrés son estrategias útiles para sobrellevar los problemas diarios

Enemigo 3: Patologías. Padecer malestar físico y/o dolor va a interferir irremediablemente en las relaciones sexuales. Para solventar este problema, lo más adecuado es, obviamente, curar o calmar la patología o, si no es posible, acudir al profesional correspondiente que aconseje sobre el problema. Es importante que se aprenda y encuentren modos más confortables para tener relaciones sexuales en el caso de padecer una dolencia.

Enemigo 4: Baja autoestima. La baja autoestima es un gran conocido que subyace a multitud de problemas psicológicos. Se trata de un elemento bastante fastidioso porque empieza y termina en uno mismo. En estos casos, lo más adecuado es aprender técnicas para subir la autoestima.

La terapia psicológica puede ser de gran ayuda contra la baja autoestima

Enemigo 5: Educación sexual inadecuada. La sobre información que a día de hoy se encuentra disponible sobre cualquier tipo de tema sobre el que se quiera aprender, no es garante ni de que se utilice, ni de que se traslade a la práctica. Por ello, es necesario conocer el propio cuerpo y ser consciente de las sensaciones que gustan y las que no y aprender a estimularse uno mismo. Una vez culminado el aprendizaje, los conocimientos se le pueden trasladar a la pareja (en el caso de que se tenga pareja).

Enemigo 6: Disfunciones sexuales. Es fundamental localizar si existen otro tipo de disfunciones sexuales subyacentes, como dolor en las relaciones sexuales o falta de deseo. Una vez que se traten éstas, la anorgasmia puede eliminarse fácilmente.

Enemigo 7: Experiencias traumáticas sexuales. Las experiencias sexuales traumáticas pueden ser un lastre de difícil carga. No se trata de un problema simple y el tratamiento del trauma previo y sus consecuencias, ya sea trastorno de estrés postraumático u otra afección, debe ser tratado profesionalmente con el fin de que mejore la calidad de vida y que afecte lo menor posible al funcionamiento diario normal, tanto sexual como no sexual. Cuanto mayor sea el éxito de la intervención en estos problemas, más fácilmente se superará la anorgasmia.

Enemigo 8: Control excesivo. El control excesivo suele ser inconsciente, por lo que identificarlo supone todo un avance. En estos casos existen estrategias útiles que permiten aprender técnicas de concentración en el propio placer y sensaciones, de autoconocimiento y de cambio de proceder en las relaciones sexuales.

Enemigo 9: Dificultades en la relación. Una mala relación en pareja va a perjudicar, inevitablemente, las relaciones sexuales. Es importante pues, mejorar la relación en la pareja, solucionar los problemas e instaurar una comunicación adecuada.

¿Cuándo se debe acudir a un profesional?

En ocasiones el mero hecho de identificar el problema puede ponerle fin al mismo, ya que, si se conoce el causante, éste se puede eliminar.

No obstante, la mayor parte de las veces el problema está tan instaurado que es imprescindible la intervención profesional.

Es totalmente necesario acudir a un profesional en los siguientes casos:

• Cuando la anorgasmia sea secundaria a otra patología. Es importante que el profesional especialista (ya sea de una patología fisiológica o psicológica) de pautas para eliminar o aliviar dicha patología con el fin de que repercuta lo más mínimamente posible en el funcionamiento normal de la persona que la padece.

• Cuando la anorgasmia haya pasado de un problema a un trastorno. La anorgasmia se considera como trastorno si la alteración provoca malestar acusado o dificultad en las relaciones interpersonales con la consecuente infelicidad. En estos casos se debe acudir a un psicólogo especialista en sexualidad.

 

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